Conscientes del potencial que reside en las personas y comunidades para promover la transformación individual y social, los bahá’ís de Cuba se dedican a promover procesos educativos que permitan aprender entre todos a construir una sociedad espiritual y materialmente próspera.

En los Escritos Bahá’ís se destaca el importante rol que la educación juega en el progreso individual y social: “Considerad al hombre como una mina, rica en gemas de valor inestimable. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de éstos”.

Esta educación debe dotar a los individuos de un fuerte sentido de propósito que les impulse a transformarse a sí mismos y a contribuir a que la sociedad se transforme. Este doble propósito podrá expresarse adecuadamente si la educación promueve el servicio a los demás, pues el refinamiento del propio carácter toma forma en los esfuerzos concretos por servir a otros, a la vez que el servicio acrecienta el desarrollo intelectual y espiritual de quien lo pone en práctica.

Para los bahá’ís, este doble propósito da forma a los esfuerzos que realizan. Por ejemplo, los bahá’ís no solo oran y reflexionan diariamente en sus vidas personales sino también se esfuerzan por impregnar sus entornos con un espíritu devocional. Organizan reuniones devocionales en sus barrios para despertar en los participantes susceptibilidades espirituales, que junto a otros actos de servicio que realizan, dan lugar a un patrón de vida comunitaria centrado en el logro de la prosperidad espiritual y material.

Los bahá’ís no solo se esfuerzan por criar a sus propios hijos de manera que puedan asumir la responsabilidad tanto para su propio crecimiento espiritual como para su participación en el mejoramiento de la sociedad, también realizan en sus localidades clases para la educación espiritual y moral de los niños abiertas a todos. Del mismo modo, se esfuerzan por cultivar en la juventud las sensibilidades espirituales para que sus tiernos corazones se vuelvan hacia los nobles ideales del servicio abnegado a la humanidad.

No solo se esfuerzan por ocuparse en oficios y profesiones que contribuyan a la prosperidad de sus familias y comunidades, también participan en la vida de la sociedad, trabajando hombro a hombro con grupos diversos que comparten el anhelo de contribuir al avance de una civilización material y espiritualmente próspera.

De los Escritos Bahá’ís

“La oración y la meditación son factores muy importantes para profundizar la vida espiritual del individuo, pero deben ir acompañados de acción y ejemplo, ya que éstos son los resultados tangibles de los primeros. Ambos son esenciales”.

“Los niños son el tesoro más precioso que puede poseer una comunidad, pues en ellos reside la promesa y garantía del futuro. Portan la semilla del carácter de la sociedad futura, semilla que en gran parte deriva su molde de lo que los adultos que constituyen la comunidad hacen o dejan de hacer con respecto a ellos. Son un fideicomiso que ninguna comunidad puede descuidar con impunidad”.

“…en la juventud del mundo hay una cantera de capacidad para transformar la sociedad…y la liberación de esta capacidad deber ser considerada…como un cometido sagrado”.

“Sois los árboles de mi jardín, debéis dar frutos excelentes y maravillosos para que vosotros mismos y otros obtengan provecho de ellos. Así incumbe a todos ocuparse en oficios y profesiones pues en esto yace el secreto de la riqueza”.






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